Entrevista al Exministro de hacienda en el gobierno Uribe
Alberto Carrasquilla cree que los jóvenes y consumidores son los grandes ganadores. Entrevista.
Como Minhacienda del gobierno Uribe, usted pedaleó mucho el TLC. ¿Por qué cree que solo se pudo firmar hasta ahora, bajo el gobierno Santos?
Gajes del oficio. Fueron más factores inherentes a Estados Unidos que a Colombia, que no permitieron que se firmara en esa época. Pero me gustó mucho que cuando el presidente Santos anunció la firma del tratado le dio crédito al presidente Uribe y al presidente Bush, bajo cuyos gobiernos se concretaron las negociaciones del TLC.
Me impactó que el ministro Restrepo, un hombre serio, haya dejado ver sus temores con respecto al TLC. Cree que el campo colombiano no está preparado para la competencia. ¿Usted los comparte?
No. La discusión comenzó hace mucho tiempo, el tratado tiene consideraciones sobre la gradualidad de la desaparición de los aranceles, y se hizo un trabajo muy juicioso por muchos años.
Se mencionan dos sectores como perdedores. Uno es el de los lecheros. ¿Se quedaron llorando sobre la leche derramada y les cogió la noche?
Sin duda, les cogió la noche. Habrá unos efectos negativos en el sector, pero hay que decirlo: se demoraron en hacer ajustes.
¿Los arroceros tienen razón en estar también tan quejosos?
Pues la industria arrocera sí ha ganado en competitividad de una manera importante. De pronto no todavía lo suficiente como para pensar que son competitivos contra los arroceros de EE. UU.
¿Cómo se puede proteger a esos productores?
La desgravación de sus productos será muy gradual y los negociadores del tratado sin duda tuvieron en cuenta sus circunstancias. Tienen tiempo para perfeccionar los mecanismos competitivos.
Pero si uno fuera arrocero, qué hace: ¿dejar de cultivar arroz?
Es cuestión de tecnificación. Ellos tienen estudios que demuestran la competitividad que el sector ha ganado en los últimos años, es impresionante, y esa tendencia es la que hay que continuar.
Así como decimos que puede haber perdedores, ¿quiénes son los ganadores?
Empecemos por los consumidores de leche y de arroz. Porque si es cierto que estos sectores pierden competitividad porque baja el precio, los primeros beneficiarios son los consumidores.
Buen punto. ¿O sea que dentro de los ganadores con la firma del TLC figuramos muy arriba los consumidores?
La contrapartida serán precios más baratos. Pero obviamente tienen un lobby más fuerte los productores que pierden que los consumidores que ganan. No oye uno a los consumidores diciendo: ¡qué maravilla que haya libre comercio!, pero en cambio sí se oye al productor quejándose de la competencia. Abrir el comercio internacional tiene efectos muy positivos por la vía de efectos al consumidor.
Le confieso que me produjo gran sorpresa la lista de bienes que se supone vamos a exportar libres de arancel. ¡Me parecieron poquísimos!
Eso es lo interesante de un tratado como este. Que hacia el futuro no alcanza la imaginación para calcular hasta dónde podrá llegar. Todos los estudios sobre el impacto ponen un párrafo que dice: "lo anterior no tiene en cuenta el desarrollo de nuevos productos de exportación". Parte esencial de la competitividad es descubrir sectores, y nadie está en capacidad de calcular en cinco años qué se le va a ocurrir a un colombiano que hoy tiene 22 años.
¿O sea que el TLC tiene más futuro que presente?
Sin lugar a dudas.
¿Las próximas generaciones de colombianos encontrarán el camino despejado?
Indudablemente. El TLC tiene veinte y pico de capítulos. No solo es el listado de los aranceles, sino unas reglas de juego básicas que sin duda van a beneficiar a ese joven de 22 años.
¿Cómo en qué temas?
Ese joven de 22 años encontrará garantías sobre estabilidad en las reglas del juego, claridad sobre temas de transparencia en inversión, definiciones sobre prácticas de competencia, sobre derechos de autor. Todos esos temas nos obligan a hacer unas reflexiones muy importantes que van mucho más allá de los aranceles, y que el tratado nos pone sobre la mesa.
¿Cómo podemos competir contra el alto grado de proteccionismo agrícola?
Eso es viejo. La economía como objeto de reflexión sistemática empieza con esa discusión acerca del proteccionismo. Hay gente que piensa que la protección y los subsidios son el camino hacia la prosperidad y hay gente que dice que por ahí no es el progreso. Esa discusión la tenemos perdida.
¿O sea?
Los subsidios que otorgan ciertos países existen y van a existir y no nos deben asustar, porque son una inevitabilidad.
Pero ese desequilibrio es una de las razones por las cuales la izquierda colombiana está furiosa con el TLC. ¿Esos temores son válidos?
No. No he visto un solo argumento técnico serio en contra del comercio internacional en general, ni un argumento técnico sólido en contra de los TLC en particular. En la Organización Mundial del Comercio hay más de 150 países. El país promedio ha firmado 13 TLC. El país está por debajo de ese promedio. Desconocer que parte de la dinámica internacional del comercio futuro son los TLC, es desconocer la historia.
¿Cree que los tratados de libre comercio trazan la raya entre el capitalismo y el socialismo?
No. Me parece exótica esa raya. Ya expliqué cómo cada uno de los más de 150 países que integran la OMC han firmado en promedio 13 tratados por país, y ahí hay todo tipo de países. Socialistas, capitalistas.... Todo el mundo está firmando tratados de libre comercio a granel.
¿Entonces por qué la izquierda no quiere soltar amarras hacia el comercio internacional?
No he escuchado temores fundados. Los argumentos de la izquierda se basan en que la globalización es mala y al TLC lo ven como una modalidad de esta. Pero apartarse de la tendencia mundial cuando un país como Colombia genera el 1 por ciento del comercio mundial, lo cual equivale a aislarse del otro 99, es una posición muy exótica.
¿Cómo les ha ido a los países que han tenido TLC con EE.UU.? México, Chile, Perú?
Según los analistas, los efectos han sido positivos, aunque hay observaciones. Un TLC incluye dos conceptos: liberalización y preferencia. Las preferencias son malas. El efecto bueno de la liberalización tiene una compensación por el lado del efecto sobre el comercio con terceros países. Ese cruce de un efecto sistemáticamente positivo y uno negativo, según los estudios serios da, que el balance es bueno para estos tres países, pero siempre habrá alguien que diga que si no los hubieran firmado, les habría ido mejor. Y ese argumento no hay cómo discutirlo, porque es indemostrable.
Con la mano en el corazón: ¿habría sido muy grave que tampoco esta vez hubiéramos logrado firmar el TLC?
Gravísimo. Y la única frase que se me ocurre es que más vale tarde que nunca.
Pero alguien podrá decir: el TLC con EE. UU. se demoró cinco años, y el país no se acabó...
Estoy de acuerdo. La pregunta es: ¿que habría pasado en los siguientes cinco?
El presidente Santos anunció 250 mil empleos. ¿Será tan fácil? ¿Tan rápido?
No creo que sea tan rápido. Pero es razonable pensar que nuestro mercado laboral, que tiene 18 millones de personas trabajando, se puede aumentar en 250 mil.
¿Las exigencias con respecto al fortalecimiento del sindicalismo y a los límites a las cooperativas de trabajo asociado se justificaban?
Nuestro mercado laboral tiene una enfermedad muy grave, y en el contexto de esa enfermedad tiene un resfrío que pueden ser algunos derechos sindicales vulnerados, etc. Aquí no se discutió la enfermedad, sino el escalofrío. No se analizó el fenómeno del trabajo informal frente al formal. Y el trabajo sindicalizado es una parte ínfima del empleo formal.
A partir de la firma del TLC, ¿qué va a pasar con el dólar?
El dólar está en la batalla de cuál es el enano más grande del circo. Hay días en que Europa es un enano más grande, y otros EE.UU. Cuando hay esperanzas de que Europa salga más rápido que EE.UU., el dólar se debilita y se aprecia el peso colombiano. Y al revés: cuando EE.UU. da muestras de que está mejor, el dólar se fortalece y se devalúa el peso. Si uno hace una gráfica euro-dólar contra peso-dólar, es como un espejo el uno del otro.
¿El TLC traerá automáticamente inversión gringa en Colombia?
Los trabajos que conocí daban un incremento del 20 o 30 por ciento en la inversión de los EE.UU. en Colombia.
Los economistas se dividen en dos: los que están muy preocupados de que la crisis mundial afecte el país, y los que creen que estamos más o menos blindados. ¿Usted de qué bando es?
Estoy en el bando de los preocupados. En el extremo de los mas preocupados. Y creo que los que no están preocupados no es que no lo estén, sino que no pueden decir lo preocupados que están.
¿Ahí matricularía al Ministro de Hacienda?
Sí. Él no puede salir a decir que esto va a colapsar, pero estoy seguro de que el tema lo trasnocha.
¿O sea que cree que el Ministro de Hacienda se está trasnochando mucho?
Si yo fuera él, me estaría trasnochando mucho.
Finalmente: el presidente Santos dijo que el TLC era posiblemente el tratado más importante que ha firmado el país en su historia. ¿Esto es exagerado, o cierto?
Cierto!!!
Alberto Carrasquilla cree que los jóvenes y consumidores son los grandes ganadores. Entrevista.
Como Minhacienda del gobierno Uribe, usted pedaleó mucho el TLC. ¿Por qué cree que solo se pudo firmar hasta ahora, bajo el gobierno Santos?
Gajes del oficio. Fueron más factores inherentes a Estados Unidos que a Colombia, que no permitieron que se firmara en esa época. Pero me gustó mucho que cuando el presidente Santos anunció la firma del tratado le dio crédito al presidente Uribe y al presidente Bush, bajo cuyos gobiernos se concretaron las negociaciones del TLC.
Me impactó que el ministro Restrepo, un hombre serio, haya dejado ver sus temores con respecto al TLC. Cree que el campo colombiano no está preparado para la competencia. ¿Usted los comparte?
No. La discusión comenzó hace mucho tiempo, el tratado tiene consideraciones sobre la gradualidad de la desaparición de los aranceles, y se hizo un trabajo muy juicioso por muchos años.
Se mencionan dos sectores como perdedores. Uno es el de los lecheros. ¿Se quedaron llorando sobre la leche derramada y les cogió la noche?
Sin duda, les cogió la noche. Habrá unos efectos negativos en el sector, pero hay que decirlo: se demoraron en hacer ajustes.
¿Los arroceros tienen razón en estar también tan quejosos?
Pues la industria arrocera sí ha ganado en competitividad de una manera importante. De pronto no todavía lo suficiente como para pensar que son competitivos contra los arroceros de EE. UU.
¿Cómo se puede proteger a esos productores?
La desgravación de sus productos será muy gradual y los negociadores del tratado sin duda tuvieron en cuenta sus circunstancias. Tienen tiempo para perfeccionar los mecanismos competitivos.
Pero si uno fuera arrocero, qué hace: ¿dejar de cultivar arroz?
Es cuestión de tecnificación. Ellos tienen estudios que demuestran la competitividad que el sector ha ganado en los últimos años, es impresionante, y esa tendencia es la que hay que continuar.
Así como decimos que puede haber perdedores, ¿quiénes son los ganadores?
Empecemos por los consumidores de leche y de arroz. Porque si es cierto que estos sectores pierden competitividad porque baja el precio, los primeros beneficiarios son los consumidores.
Buen punto. ¿O sea que dentro de los ganadores con la firma del TLC figuramos muy arriba los consumidores?
La contrapartida serán precios más baratos. Pero obviamente tienen un lobby más fuerte los productores que pierden que los consumidores que ganan. No oye uno a los consumidores diciendo: ¡qué maravilla que haya libre comercio!, pero en cambio sí se oye al productor quejándose de la competencia. Abrir el comercio internacional tiene efectos muy positivos por la vía de efectos al consumidor.
Le confieso que me produjo gran sorpresa la lista de bienes que se supone vamos a exportar libres de arancel. ¡Me parecieron poquísimos!
Eso es lo interesante de un tratado como este. Que hacia el futuro no alcanza la imaginación para calcular hasta dónde podrá llegar. Todos los estudios sobre el impacto ponen un párrafo que dice: "lo anterior no tiene en cuenta el desarrollo de nuevos productos de exportación". Parte esencial de la competitividad es descubrir sectores, y nadie está en capacidad de calcular en cinco años qué se le va a ocurrir a un colombiano que hoy tiene 22 años.
¿O sea que el TLC tiene más futuro que presente?
Sin lugar a dudas.
¿Las próximas generaciones de colombianos encontrarán el camino despejado?
Indudablemente. El TLC tiene veinte y pico de capítulos. No solo es el listado de los aranceles, sino unas reglas de juego básicas que sin duda van a beneficiar a ese joven de 22 años.
¿Cómo en qué temas?
Ese joven de 22 años encontrará garantías sobre estabilidad en las reglas del juego, claridad sobre temas de transparencia en inversión, definiciones sobre prácticas de competencia, sobre derechos de autor. Todos esos temas nos obligan a hacer unas reflexiones muy importantes que van mucho más allá de los aranceles, y que el tratado nos pone sobre la mesa.
¿Cómo podemos competir contra el alto grado de proteccionismo agrícola?
Eso es viejo. La economía como objeto de reflexión sistemática empieza con esa discusión acerca del proteccionismo. Hay gente que piensa que la protección y los subsidios son el camino hacia la prosperidad y hay gente que dice que por ahí no es el progreso. Esa discusión la tenemos perdida.
¿O sea?
Los subsidios que otorgan ciertos países existen y van a existir y no nos deben asustar, porque son una inevitabilidad.
Pero ese desequilibrio es una de las razones por las cuales la izquierda colombiana está furiosa con el TLC. ¿Esos temores son válidos?
No. No he visto un solo argumento técnico serio en contra del comercio internacional en general, ni un argumento técnico sólido en contra de los TLC en particular. En la Organización Mundial del Comercio hay más de 150 países. El país promedio ha firmado 13 TLC. El país está por debajo de ese promedio. Desconocer que parte de la dinámica internacional del comercio futuro son los TLC, es desconocer la historia.
¿Cree que los tratados de libre comercio trazan la raya entre el capitalismo y el socialismo?
No. Me parece exótica esa raya. Ya expliqué cómo cada uno de los más de 150 países que integran la OMC han firmado en promedio 13 tratados por país, y ahí hay todo tipo de países. Socialistas, capitalistas.... Todo el mundo está firmando tratados de libre comercio a granel.
¿Entonces por qué la izquierda no quiere soltar amarras hacia el comercio internacional?
No he escuchado temores fundados. Los argumentos de la izquierda se basan en que la globalización es mala y al TLC lo ven como una modalidad de esta. Pero apartarse de la tendencia mundial cuando un país como Colombia genera el 1 por ciento del comercio mundial, lo cual equivale a aislarse del otro 99, es una posición muy exótica.
¿Cómo les ha ido a los países que han tenido TLC con EE.UU.? México, Chile, Perú?
Según los analistas, los efectos han sido positivos, aunque hay observaciones. Un TLC incluye dos conceptos: liberalización y preferencia. Las preferencias son malas. El efecto bueno de la liberalización tiene una compensación por el lado del efecto sobre el comercio con terceros países. Ese cruce de un efecto sistemáticamente positivo y uno negativo, según los estudios serios da, que el balance es bueno para estos tres países, pero siempre habrá alguien que diga que si no los hubieran firmado, les habría ido mejor. Y ese argumento no hay cómo discutirlo, porque es indemostrable.
Con la mano en el corazón: ¿habría sido muy grave que tampoco esta vez hubiéramos logrado firmar el TLC?
Gravísimo. Y la única frase que se me ocurre es que más vale tarde que nunca.
Pero alguien podrá decir: el TLC con EE. UU. se demoró cinco años, y el país no se acabó...
Estoy de acuerdo. La pregunta es: ¿que habría pasado en los siguientes cinco?
El presidente Santos anunció 250 mil empleos. ¿Será tan fácil? ¿Tan rápido?
No creo que sea tan rápido. Pero es razonable pensar que nuestro mercado laboral, que tiene 18 millones de personas trabajando, se puede aumentar en 250 mil.
¿Las exigencias con respecto al fortalecimiento del sindicalismo y a los límites a las cooperativas de trabajo asociado se justificaban?
Nuestro mercado laboral tiene una enfermedad muy grave, y en el contexto de esa enfermedad tiene un resfrío que pueden ser algunos derechos sindicales vulnerados, etc. Aquí no se discutió la enfermedad, sino el escalofrío. No se analizó el fenómeno del trabajo informal frente al formal. Y el trabajo sindicalizado es una parte ínfima del empleo formal.
A partir de la firma del TLC, ¿qué va a pasar con el dólar?
El dólar está en la batalla de cuál es el enano más grande del circo. Hay días en que Europa es un enano más grande, y otros EE.UU. Cuando hay esperanzas de que Europa salga más rápido que EE.UU., el dólar se debilita y se aprecia el peso colombiano. Y al revés: cuando EE.UU. da muestras de que está mejor, el dólar se fortalece y se devalúa el peso. Si uno hace una gráfica euro-dólar contra peso-dólar, es como un espejo el uno del otro.
¿El TLC traerá automáticamente inversión gringa en Colombia?
Los trabajos que conocí daban un incremento del 20 o 30 por ciento en la inversión de los EE.UU. en Colombia.
Los economistas se dividen en dos: los que están muy preocupados de que la crisis mundial afecte el país, y los que creen que estamos más o menos blindados. ¿Usted de qué bando es?
Estoy en el bando de los preocupados. En el extremo de los mas preocupados. Y creo que los que no están preocupados no es que no lo estén, sino que no pueden decir lo preocupados que están.
¿Ahí matricularía al Ministro de Hacienda?
Sí. Él no puede salir a decir que esto va a colapsar, pero estoy seguro de que el tema lo trasnocha.
¿O sea que cree que el Ministro de Hacienda se está trasnochando mucho?
Si yo fuera él, me estaría trasnochando mucho.
Cierto!!!
Tomado de Eltiempo.com en su edicion digital del Lunes 17 de Octubre
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ESCRIBE ACA TU APORTE O COMENTARIO